El monitoreo del agua: una actividad importante para su calidad
El monitoreo periódico del agua es muy importante para evaluar su calidad.
Las floraciones de cianobacterias potencialmente tóxicas son una de las amenazas más preocupantes que afectan a los ecosistemas acuáticos. Por ello, es importante desarrollar programas de seguimiento sensibles que sean directamente aplicables a la predicción y gestión de estos fenómenos.
El seguimiento de las diferentes masas de agua comienza con la planificación, la obtención de mapas o croquis de la zona de estudio, la elección de los métodos adecuados en función de la finalidad del estudio y, por último, la organización de los materiales y equipos adecuados.
A la hora de realizar el muestreo, deben tenerse en cuenta las características físicas de la masa de agua. De acuerdo con las características físicas de los cuerpos de agua se pueden clasificar en lóticos (ríos, arroyos, entre otros) y lénticos (lagos, estanques, entre otros). También se pueden clasificar de acuerdo a su estado trófico, es decir, de acuerdo a la riqueza creciente de sus nutrientes como: oligotróficas, mesotróficas y eutróficas. Por último, según su uso, las masas de agua pueden clasificarse como agua potable, agua de riego, agua recreativa, agua reciclada, etc.
El personal encargado del seguimiento utiliza generalmente botas, guantes de látex y chalecos salvavidas como equipo de protección individual, y en cuanto a los materiales y equipos de muestreo utilizan GPS para registrar los puntos de muestreo, botellas de plástico y vidrio, redes de fitoplancton, botellas hidrográficas, multiparámetros, disco de sechi, etc.
Muestreo del agua del embalse de Alqueva, Portugal. Fuente: Proyecto TOXICROP
Siempre se miden los parámetros físicos, químicos y biológicos del agua, ya que son esenciales para evaluar su calidad. Proporcionan una cantidad significativa de datos a lo largo del tiempo, permitiendo un registro de variables útiles para inferir la calidad del agua.
Campaña de seguimiento en el embalse de Alqueva, Portugal. Fuente: Proyecto TOXICROP
La Organización Mundial de la Salud (OMS) proporciona una serie de recomendaciones a la hora de realizar evaluaciones en masas de agua para determinar la presencia de floraciones tóxicas, que se basan en observaciones como la formación de espuma, el color, la transparencia, la fauna y flora circundante, y también proporciona una serie de parámetros a tener en cuenta, como las concentraciones de fósforo y nitrógeno. Además, indica que hay que tener en cuenta el tiempo de retención del agua, la profundidad, el pH, el tipo de clima y los afluentes.
En caso de sospecha de floración de cianobacterias y de biovolúmenes superiores a 0,3 mm3/L (agua potable), deben realizarse muestreos periódicos que incluyan análisis microscópicos con identificación y recuento de colonias, determinación de cianotoxinas mediante técnicas como la cromatografía líquida de alto rendimiento (HPLC) o el ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA). Si se confirma la presencia de floraciones tóxicas, debe desplegarse un conjunto de medidas para restringir el acceso a personas y animales, así como limitar el uso de esta agua. Los biovolúmenes de cianobacterias superiores a 0,3 mm3/L en el agua activan la alerta por la posible contaminación del agua potable. En caso de que se observe este valor umbral, es necesario un seguimiento en profundidad, así como medidas para evitar la exposición humana.
Es fundamental promover la investigación, el desarrollo y la innovación en técnicas de detección, cuantificación y control de toxinas y cianobacterias. Además, incorporar sistemas de predicción de riesgos y sistemas de vigilancia y control de las floraciones de algas nocivas (FAN).